martes, 2 de diciembre de 2008

MUSICA FOLKLORICA O POPULAR


La Región Pampeana recibe para su conformación el aporte de dos corrientes musicales diferentes:
una andina (con epicentro en Lima, Perú) que llega en forma directa a través de Cuyo
y más indirectamente con los hacheros de Santiago del Estero y la otra que corre a lo largo
del Atlántico (desde Río de Janeiro, Brasil, hasta principios del siglo XIX y de ahí en
más desde Buenos Aires). Es ésta la que más influyó en la región. Por Cuyo y Tucumán
ingresarán las danzas llamadas picarescas. Pero a partir de 1810 en el área pampeana se comienza
a sentir la influencia de Buenos Aires con bailes de tipo Minuet y luego llegarán las Contradanzas.
Más tarde el Vals, danza de pareja enlazada y la Polca, la Mazurca, el Chotis y otras. La Milonga
y por último el tango, se incorporará también a los gustos locales.
El Triunfo y la Huella estuvieron vigentes hasta 1930-40. Pero antes habían caído en desuso,
o sólo las bailaban los mayores, el Pollito, el Remedio, la Refalosa, la Firmeza,
el Escondido, los Amores y el Sombrerito. Hasta los años ’70 en el campo se bailaban
los bailes de a dos como el Gato, en sus variedades Polqueado y Encadenado y,
en especial en la zona norte, también la Chacarera. Para la misma década aún
se encontraban en los bailes de campo el Vals -valse o valseado-, la Polca,
la Mazurca -bajo el nombre de Ranchera- junto a otras danzas no folklóricas
como el Corrido, Pasodoble o la Milonga.
El malambo presenta en esta región características diferenciales. El estilo y la milonga
son las canciones o especies líricas de La Pampa.

El folklore literario es muy rico y variado, haciéndose presente a través de leyendas
de creencia, cuentos, refranes, relaciones, etc. Aquí se destaca la figura del payador,
poeta repentista que demuestra su creatividad con el contrapunto, o la payada individual.
La cifra fue la especie preferida de los payadores hasta principios del siglo XX cuando
comenzó a reemplazarse por la milonga.

La payada constituye un género plenamente vigente y en algunos lugares
perdura aún la serenata.

Junto a la guitarra criolla y el bombo legüero, el violín es uno de los instrumentos incorporados al folklore regional, introducido por los misioneros Jesuitas, se luce en la ajecución de chacareras. "Violineros" riojanos, santiagueños y catamarqueños tienen un espacio especial en el festival de Cosquín. Las especias musicales características son la chacarera, el gato, la tonada y la cuenca cuyanas, el marote, y la calandria puntanas, la zamba y la ranchera.
Los instrumentos con los que se tocan los ritmos folklóricos más populares (polkas, ranchachera, chamamé) son de orígen europeo: acordeón, arpa y guitarra. También en las danzas folklóricas vigentes hay influencia europea.
Así como el país se divide en diferentes regiones de acuerdo a sus más importantes rasgos geográficos y climáticos, también en relación a lo cultural y en paricular al folcklóre, pueden identificarse distintas zonas, cada una de ella con características propias, aunque tal vez no independientes entre sí, todas ella son permeables a las influencia de las regiones vecinas, o incluso de los países límitrofes.
De este modo se construye el mapa del folcklóre Argentino, un mapa cuyas divisiones no respeten los límites geográficos.

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